Así las domino, las noches frías,
Me arrullo solo en mis cobijas.
Me empiezo a quedar dormido,
Meditando nuestras viejas alegrías.
De a poco se dibuja una sonrisa,
Que sigilosa juega con mis mejillas.
De a poco mis parpados sin paracaídas,
Aterrizan en un sueño de utopías.
Donde somos más que solo vidas,
Somos eternidades, tiempo sin medida.
Tiempo puro de gozo, felicidad y risa.
Así las domino, las noches frías,
Con esos pensamientos me despierto todos los días.
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